Atributos del biogás con 60% de metano
El biogás es un gas compuesto principalmente por metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2), en proporciones variables dependiendo de la composición de la materia orgánica a partir de la cual se ha generado. Las principales fuentes de biogás son los residuos agroindustriales, los lodos de estaciones depuradoras de aguas residuales urbanas y la fracción orgánica de los residuos domésticos.
Los procesos de descomposición biológica en ausencia de oxígeno (anaerobios) que permiten producir biogás a partir de materia orgánica suceden en vertederos o en reactores cerrados comúnmente conocidos como digestores anaerobios.
La desgasificación de vertederos mediante la captación del biogás generado permite mejorar las condiciones de seguridad de explotación de dichos vertederos, llevándose a cabo también en muchos casos un aprovechamiento energético del biogás captado.
En el caso de los digestores anaerobios, se alimenta la materia orgánica (sustratos), y se mantienen unas determinadas condiciones de operación (tiempo de residencia, temperatura, etc.). A fin de maximizar la producción de biogás en los digestores, es habitual mezclar distintos tipos de sustratos (co-digestión), debiendo tener especial cuidado para que la mezcla escogida permita que los procesos biológicos transcurran sin inhibiciones.
El biogás es la única energía renovable que puede usarse para cualquiera de las grandes aplicaciones energéticas: eléctrica, térmica o como carburante. Puede desde canalizarse para su uso directo en una caldera adaptada para su combustión, a inyectarse previa purificación hasta biometano en las infraestructuras de gas natural existentes, tanto de transporte como de distribución.
Dado que el CH4 tiene un potencial de calentamiento global 21 veces superior al CO2, el aprovechamiento apropiado del biogás tiene un gran potencial para contribuir a reducir emisiones de gases de efecto invernadero.